Your bags are packed, your passport is in hand, and you have made sure your bank is aware you will be on a cruise for a couple of weeks. You are ready for this vacation you have been planning for months.
You go over the cruise itinerary you received, and you realize you have a sea day on Sunday. That is, once you board the cruise on Saturday afternoon from whatever port you’re visiting that day, you won’t disembark until the next port on Monday.
As a devout Catholic, you know you are obligated to attend Mass on Sunday, and you genuinely want to go. You call the cruise line and inquire whether there will be Mass on board that Sunday. You are told there will be no Catholic chaplain, so no Mass. What should you do? Do you cancel your cruise?
As often happens nowadays, you go online to find an answer and learn that your pastor may dispense you from your Sunday obligation. Believe it or not, this is a common scenario, and pastors frequently ask me how to respond.
Let’s start with the basics. Canon 1247 states that “On Sundays and other holy days of obligation, the faithful are obliged to participate in the Mass.” The next canon adds in its first paragraph, “A person who assists at a Mass celebrated anywhere in a Catholic rite either on the feast day itself or in the evening of the preceding day satisfies the obligation of participating in the Mass.”
This is something we are very familiar with, as most of our churches offer what is commonly called a vigil Mass on Saturday evening. So, if someone is embarking on a cruise, or any trip on Sunday, they could satisfy their obligation by attending Mass on Saturday evening, as many regularly do. As I have explained previously, even if the readings and prayers are those of Saturday, a person attending a Saturday evening Mass would satisfy their Sunday obligation.
In the scenario I presented above, that would not be possible, as they would already be on the ship before anticipated, commonly called vigil, Masses are allowed to take place. So, what can they do?
The second paragraph of canon 1248 has the answer: “If participation in the Eucharistic celebration becomes impossible because of the absence of a sacred minister or for another grave cause, it is strongly recommended that the faithful take part in a liturgy of the word if such a liturgy is celebrated in a parish church or other sacred place according to the prescripts of the diocesan bishop or that they devote themselves to prayer for a suitable time alone, as a family, or, as the occasion permits, in groups of families.”
The church does not subject us to the impossible, so when it is truly impossible to attend Mass, we are not obligated. This is why someone who is bedridden in a hospital over a weekend does not sin by not going to Mass, as there would be no way for them to do so. Similarly, if someone is on a ship without a way to disembark to attend Mass, they would not be obliged. In that case, as canon 1248 states, they would be highly encouraged to find a time of prayer to sanctify the day.
What also happens often is that people approach their pastor asking for a dispensation. Canon 1245 states that, “for a just cause and according to the prescripts of the diocesan bishop, a pastor can grant in individual cases a dispensation from the obligation of observing a feast day or a day of penance or can grant a commutation of the obligation into other pious works.”
In our diocese, all priests have the faculty to dispense from the Sunday obligation for a just cause, as the canon says. So pastors may offer such a dispensation to a person who will be on a cruise.
The pastor could instead commute the obligation of attending Mass into another pious act, for example asking them to spend an hour of prayer in the cabin, or volunteering at the local soup kitchen or food bank before they embark.
Holy Mother Church will often insist that we obey the commandments and fulfill our Christian obligations, but will also exercise mercy and not subject us to the impossible.
Canon Corner: La iglesia no nos someterá a lo imposible
por PADRE DAVID ESQUILIANO Vicario Judicial
Sus maletas están hechas, su pasaporte en mano y se ha asegurado de que su banco sepa que estará en un crucero durante un par de semanas. Esta listo para estas vacaciones que ha estado planeando durante meses.
Repasa el itinerario del crucero que recibió y se das cuenta de que tiene un día de mar el domingo. Es decir, una vez que embarque el crucero el sábado por la tarde desde el puerto que visite ese día, no desembarcara hasta el siguiente puerto el lunes.
Como católico devoto, sabe que está obligado a asistir a Misa los domingos y realmente quiere ir. Llama a la línea de cruceros y preguntas si habrá Misa a bordo del crucero ese domingo. Le dicen que no habrá capellán católico, por lo que no habrá misa. ¿Qué debe hacer? ¿Cancelar su crucero?
Como sucede a menudo hoy en día, se conecta a internet para encontrar una respuesta y se entera de que su pastor puede dispensarle de su obligación dominical. Lo crea o no, esta es una escena común, y los pastores con frecuencia me preguntan cómo responder.
Empecemos por lo básico. El canon 1247 establece que "Los domingos y otros días santos de precepto, los fieles están obligados a participar en la Misa". El siguiente canon añade en su primer párrafo: "Una persona que asiste a una Misa celebrada en cualquier lugar en un rito católico, ya sea el mismo día de la fiesta o en la noche del día anterior, satisface la obligación de participar en la Misa".
Esto es algo con lo que estamos muy familiarizados, ya que la mayoría de nuestras iglesias ofrecen lo que comúnmente se llama Misa de vigilia los sábados por la noche. Por lo tanto, si alguien se embarca en un crucero, o en cualquier viaje el domingo, podría satisfacer su obligación asistiendo a Misa el sábado por la noche, como muchos lo hacen regularmente. Como he explicado anteriormente, incluso si las lecturas y oraciones son las del sábado, una persona que asiste a una misa de sábado por la noche cumpliría con su obligación dominical.
En el escenario que presenté anteriormente, eso no sería posible, ya que ya estarían en el barco antes de que se les permita celebrar las misas anticipadas, comúnmente llamadas vigilias. Entonces, ¿qué pudieran hacer ellos?
El segundo párrafo del canon 1248 tiene la respuesta: "Si la participación en la celebración eucarística se hace imposible por la ausencia de un ministro sagrado o por otra causa grave, se recomienda encarecidamente a los fieles que participen en una liturgia de la Palabra, si tal liturgia se celebra en una iglesia parroquial o en otro lugar sagrado, según las prescripciones del obispo diocesano, o que se dediquen a la oración a solas por un tiempo adecuado, en familia o, si la ocasión lo permite, en grupos de familias".
La iglesia no nos somete a lo imposible, por lo que cuando es verdaderamente imposible asistir a Misa, no estamos obligados. Es por eso que, si alguien está postrado en cama en un hospital durante un fin de semana, no peca al no ir a Misa, ya que no habría forma de que lo hiciera. Del mismo modo, si alguien está en un barco sin forma de desembarcar para asistir a Misa, no estaría obligado. En ese caso, como dice el canon 1248, se les animaría a encontrar un tiempo de oración para santificar el día.
Lo que también sucede a menudo es que las personas se acercan a su pastor pidiendo una dispensación de su obligación dominical. El canon 1245 dice que, "por justa causa y según las prescripciones del obispo diocesano, el párroco puede conceder en casos particulares una dispensación de la obligación de observar un día de fiesta o de penitencia, o puede conceder el cambio de la obligación en otras obras piadosas".
En nuestra diócesis, todos los sacerdotes tienen la facultad de dispensar la obligación dominical por justa causa, como dice el canon. Por lo tanto, los pastores pueden ofrecer tal dispensación a una persona que estará en un crucero.
En cambio, el párroco podría cambiar la obligación de asistir a Misa por otro acto piadoso, por ejemplo, pidiéndoles que pasen una hora de oración en la cabina del barco, u ofrecerse como voluntarios en el comedor de beneficencia local o en el banco de alimentos antes de embarcarse.
La Santa Madre Iglesia a menudo insistirá en que obedezcamos los mandamientos y cumplamos con nuestras obligaciones cristianas, pero también ejercerá misericordia y no nos someterá a lo imposible.